Sabido es que el ser humano en su orígenes era más nómada, cazador y recolector que sedentario, cultivador y creador. En ese trasiego, observaría, ante la necesidad de cruzar arroyos y ríos como arboles abatidos sobre el curso de agua correspondiente le servía para sortearlos: este sería el probable comienzo de la historia de los puentes.
Con los asentamientos más perennes también vino la necesidad de construcciones más fuerte y cuidadas, que exigen mayores recursos y esfuerzos, pero que redundaba en el tiempo.
Con el descubrimiento de nuevas técnicas, como el arco, permitirían que los siguientes puentes fueran con arcos hechos con troncos o tablones y ocasionalmente con piedras, empleando un soporte simple y colocando vigas transversales. La mayoría de esos puentes iniciales eran muy pobremente construidos y raramente soportarían cargas pesadas.
Con sólo mencionarlo asociamos instintivamente un río. Pero no tanto un desfiladero, una garganta o una foz, por no extenderlo con otros casos similares.
Etimológicamente puente parece no tener antecedentes similares al término latino. Sin embargo hoy día el concepto de pontífice está plenamente vinculado a la religión y habitualmente alejado del de constructor de puentes.
Un puente supone, pues, unir territorios aislados, ahorrar tiempos, salvaguardar vidas y pertenencias apreciadas en el tránsito sobre vanos y caudales amenazantes, en definitiva, comunicarse. Es un nexo de unión entre dos puntos, oséase, que tan cerca de uno como de otro, pero siendo otra cosa.
La creación de los puentes, hablan del espíritu propositivo, unificador, social de quienes los promueven. Incluso entre territorios divergentes. Se busca el beneficio mutuo. El «ganar-ganar» tan en boga (y tan milenario).
Existen en nuestras sociedades figuras individuales con vocación de «pontífices» (etimológicamente hablando), mediadores que ni están en un lado ni están en el otro. Son necesarios…
En todos los conflictos bélicos, suelen ser de las primeras víctimas y también suelen ser los grandes olvidados, salvo que hayan logrado solventar el conflicto. No los encontrarán en ninguna relación, ni en ninguna memoria histórica. En las tribus sociales con las que se tiende una/o a identificar, no tienen cabida. Se ven, si interesa, cercanos a los que queremos tener lejanos.
Y, sin embargo, hay tanta necesidad de ellos especialmente en tiempos de crisis…
